Las cerraduras y puertas cortafuegos suponen un avance muy importante para el control del fuego que se puede dar un cualquier edificio o lugar habitable. Así, se convierte en un método más de seguridad imprescindible para cualquier vivienda u oficina, así como zonas comunes de urbanizaciones.
Ya estamos acostumbrados a los dispositivos actuales de seguridad para evitar la expansión del fuego como son los extintores y los rociadores automáticos. No obstante, si se realiza una correcta instalación de estas puertas y cerraduras antifuego, se podrán evitar males mayores.
Por otra parte, con este mecanismo también nos aseguramos que las puertas no dejen pasar humos ni ninguna sustancia caliente que pueda hacer que se siga propagando el fuego por el resto del edificio.
Por el contrario, si no están preparadas, es muy probable que las llamas del fuego causen destrozos mayores y más peligrosos. A continuación, te contamos la importancia de tener un buen sistema de seguridad para evitar que el humo y la trasmisión del fuego se expanda.
¿Qué es una puerta antifuego?
Antes de empezar, es importante entender que, tal y como su nombre indica, las puertas cortafuegos evitan que se propague un incendio. Asimismo, este tipo de puertas son conocidas como puertas RF (resistentes al fuego) y, por tanto, existe una clasificación en función el tiempo que resistan al calor. De esta manera, una puerta RF-30 resistirá al fuego 30 minutos.
En Cerrajeros Llano somos expertos en seguridad. Ponte en contacto con nosotros y te ayudaremos con la instalación de puertas y cerraduras cortafuegos.
Sin embargo, en el mercado podrás encontrar otro tipo de puertas cortafuego. Eso sí, todas ellas deberán cumplir con la normativa europea UNE-EN 1634-1. Una de las más conocidas son las pivotantes metálicas, ya que cuentan con un sistema de apertura para poder salir con facilidad.
Funcionamiento de una puerta cortafuego
Como ya hemos comentado anteriormente, las puertas antifuego sirven como barrera para evitar que las llamas avancen. Por lo general, se suelen instalar en grandes superficies, almacenes y todo tipo de edificios, ya sean en zonas más pequeñas o en diversos compartimentos.
De esta forma, en caso de incendio, se cierra la puerta y se asila la zona que está ardiendo. Este sistema es muy útil, sobre todo en las labores de evacuación de personas, además de evitar daños mayores en la infraestructura y el mobiliario.
Estas puertas tienen que tener un sistema de autocierre para que lo haga de manera automática cada vez que pase una persona. Asimismo, todas las hojas y marcos tienen que estar ajustados para impedir el paso de gases y humos. Así, también controlamos que las personas que estén al otro lado puedan intoxicarse por inhalación.
Como te habrás podido imaginar, todos los componentes de este tipo de puertas son resistentes a los incendios con un sistema de cierre hermético y cerraduras aptas para fuegos que no dejen pasar el oxígeno que pueda avivar el fuego.
Mantenimiento de las puertas y cerraduras cortafuegos
Una cerradura y puerta antifuego dura alrededor de unos 20 años. Eso sí, es muy importante hacer un correcto mantenimiento para que esté siempre en perfectas condiciones, ya que nunca sabes cuándo puede pasar un siniestro de estas características.
En las revisiones es necesario comprobar que no haya roturas, golpes o algún material en mal estado que no pueda proteger del fuego de la misma forma. Aquí, el mantenimiento también se realiza en las cerraduras, bisagras, juntas y barras, entre otros.
La normativa exige que en las puertas cortafuegos no haya ningún elemento u obstáculo que pueda impedir el paso. Por otra parte, será necesario comprobar el sistema de cierre, así como su velocidad.
En definitiva, este tipo de puertas son necesarias a día de hoy en cualquier infraestructura, sobre todo en las que frecuentan personas de manera habitual. Recuerda que si tienes cualquier duda, puedes consultarnos sin compromiso, ¡queremos ayudarte!